Julio Cortázar

"Un libro empieza y termina mucho antes y mucho después de su primera y de su última página" (Julio Cortázar)
"Mientras se puede dar no se puede morir" (Marceline Desbordes-Valmore)

miércoles, 12 de mayo de 2010

CATEGORÍAS

“¡Ea, ya lo has conseguido! Ya has titulado uno de tus artículos con tu palabra favorita ‘Prohibir’ (mi hija en un ataque de vengativo reproche). Y, embalada, seguía: “Ya me conozco la película: “niña no hagas esto; niña no digas eso…” (mi hija en pleno ataque rebelde-reivindicativo). Y ahora te da por prohibir libros por malos. A ver ¿cuántas clases o categorías de libros existen en tu opinión?” (pregunta en tono tan mordaz como capcioso). No me arredré, compuse el continente y me dispuse al contenido. “Hija mía (mi padre en un ataque de paternalismo cursi), permíteme que en lo tocante a libros te imparta una pequeña lección, porque algo sé del tema, aunque no todo lo que quisiera (mi padre en pleno ataque de falsa modestia). Hay libros, los menos aunque en buen número que disfrutan de la categoría de “clásico” y es su lectura obligada no una, sino varias veces si queremos hacer méritos para subir al cielo. Todas las épocas cuentan con sus clásicos, más antiguos como los textos homéricos, o más modernos, como los cervantinos o shakespearianos, o incluso actuales, entre los que se contarían sin duda buena parte de la narrativa hispanoamericana y poetas como Machado o Juan Ramón. En un escalón más bajo estarían autores y obras que han dejado también su sello para la posteridad y han sido fuente e influencia para escritores de sucesivas generaciones; autores, algunos secundarios, pero otros de primera fila que disfrutan de lugar privilegiado en la historia de la literatura. Pero la mayor parte de los libros, los literarios incluidos, que se hacen hoy en día, y aunque no tenemos perspectiva temporal suficiente, serán sin duda prescindibles y, por ello, cruelmente olvidados. Esos libros (y la historiografía local tiene excelentes ejemplos últimamente) no sólo contribuyen al impacto medioambiental de la desertización, sino que me atrevo a pronosticar que pueden lesionar seriamente la capacidad intelectual de quien se arriesgue a su lectura. “¿Y tus libros?” (mi hija a degüello). “¿Los míos? Al calor de tu amor los hice”. “Touchée, father”. José López Romero.

1 comentario:

  1. Real como la vida misma. Hasta me lo imagino.

    Enhorabuena por tu "brote verde".

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