Julio Cortázar

"Un libro empieza y termina mucho antes y mucho después de su primera y de su última página" (Julio Cortázar)
"Mientras se puede dar no se puede morir" (Marceline Desbordes-Valmore)

sábado, 15 de diciembre de 2012

LOS MEJORES


“Solo los mejores se casan”, más o menos literalmente, vino a decir una exuberante y sofisticada joven en una película que estaba viendo al ladito mismo de mi mujer. De inmediato, en mi mirada observó ella la satisfacción que aquella frase me había producido viniendo además de quién venía; pero de la misma manera y sin darme apenas tiempo para el regodeo, me espetó, con los ojos inyectados en ese desprecio con que solo las mujeres miran con todo su cariño a los maridos, “¿No te habrás dado por aludido? Y en cualquier caso, es solo una película, pura ficción.” Para terminar apuntillando: “Mentira”. Como pueden comprobar, el matrimonio está lleno de momentos conmovedores. Ficción, mentira… hasta las películas y las novelas que están, como dicen siempre al principio, “basada en hechos reales”, adolecen de una buena dosis de imaginación de guionistas o escritores que llegan a manipular de tal forma la realidad que más que “basada en hechos reales”, debería anteponer el aviso contrario: “cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”. Cada vez que leo una novela histórica, siento curiosidad por saber cuánto de verdad histórica y cuánto de mentira encierran sus páginas, cuánto es debido a la investigación del autor y cuánto a su imaginación; y hasta en mi obsesión por ello llegué a rastrear la huella de uno de los personajes de la gran ‘Bomarzo’, el duque Pedro Luis Farnesio, a quien he dedicado más de un desvelo. El otro día, sin más lejos, comentaba con un gran lector la sensación de crónica que dejaba la lectura de “La fiesta del chivo”, obra en la que se mezclan, como en ‘Bomarzo’, personajes ficticios e históricos, pero ¿en qué proporción? Esperemos que Vargas Llosa algún día nos lo aclare, porque como novela –excelente por cierto-, no crónica, se incluye en la ya prolífica obra del escritor hispano-peruano. Cuando se sosegaron los ánimos, se me ocurrió murmurar: “quizá la muchacha quiso decir en vez de los “mejores” los “valientes”. Provocador que es uno. José López Romero.


viernes, 7 de diciembre de 2012

EL ANTICRISTO


Como ya hiciera con los opúsculos ‘A los jóvenes’ y ‘Exhortación a un hijo espiritual’, obras de Basilio de Cesarea, Francisco Antonio García Romero acaba de publicar, en la misma colección Biblioteca de Patrística (editorial Ciudad Nueva), una edición de la obra de Hipólito ‘El anticristo’. La misma calidad y el mismo rigor en el tratamiento del texto y en el estudio previo en torno a la figura e identidad de este Hipólito (de origen oriental que fue obispo, aunque se desconoce aún de qué lugar), así como en el análisis de las claves de esta obra cuyo interés radica en el mito bíblico del anticristo, son virtudes o valores que nos presenta este nuevo trabajo de edición e investigación de Francisco Antonio, cuya solvencia en el manejo de estos textos está más que demostrada. Dos trabajos ya publicados en la misma colección con el denominador común del rigor filológico y, sin embargo, tan distintos en la temática que nos plantean. Las luces que iluminan los bellos y prácticos consejos de Basilio de Cesarea, contrastan con la oscuridad que envuelve la imagen del “Antimesías”, del “abominable desolador” o también llamado “abominación de la desolación”. “El Anticristo personifica en el cristianismo a esa figura antagonista de la divinidad, que aparece de diferentes maneras en diversas culturas y épocas distintas, aunque especialmente en el mundo judío”, nos dice Francisco Antonio antes de señalar las distintas formas de representación de esta figura, que tiene su base textual en diversos pasajes de la Biblia, sobre todo en el Antiguo Testamento y en el ‘Apocalipsis’, y en menor medida en el Nuevo Testamento, pero que vuelve a aparecer con fuerza en los textos cristianos a partir de la segunda mitad del siglo II. Todas estas referencias se encuentran en la edición, ya sea en la introducción, ya en el propio texto de Hipólito, quien en su obra repasa las fuentes bíblicas que anuncian la venida del anticristo. Una figura que tendrá a finales del siglo XIX su versión filosófica tan conocida como polémica, a cargo del gran Friedrich Nietzsche, que veía en el propio cristianismo y en la Iglesia a los verdaderos anticristos. Después de la adjudicación o identificación del emperador Nerón con tal figura, de lo que se hicieron eco Tácito y Suetonio, a lo largo de épocas, civilizaciones y religiones todos hemos tenido y seguimos teniendo nuestros anticristos, ya sean generales, oficiales o particulares. Una vuelta en este sentido por Internet nos resultará muy aleccionadora no solo por las imágenes que representan al anticristo, sino por la diversidad de personajes que se han tomado como representación del “abominable desolador”, según creencias y, sobre todo, posiciones o criterios políticos. Y yo en esto tengo también mis anticristos, pero hoy me los callo. ‘El Anticristo’ de Hipólito, con introducción, traducción y notas de Francisco Antonio García Romero, se presentará el día 13, las 19’00 en la Biblioteca Municipal Central. José López Romero.

CABALLERO DE JEREZ


A pesar de que nada más concedérsele el Premio Cervantes a José Manuel Caballero Bonald todos los medios de comunicación se aprestaron a sacar reportajes y monográficos sobre su vida y su obra (ver Diario de Jerez, del pasado 30 de noviembre), en esta página dedicada a la literatura no queremos ser menos y así dedicarle nuestro modesto homenaje a quien con su nombre ha limpiado un poco la imagen de nuestra ciudad, que tanta falta le hacía. Más de un escritor amigo o investigador ha visto en la concesión del premio no solo un reconocimiento a la obra literaria de Caballero Bonald, sino también, aunque en una mínima proporción, un acto de desagravio por aquel lamentable y desagradable incidente de la Academia, institución que nunca debió permitirse el lujo de prescindir de un escritor que, si por algo se caracteriza, es por el cuidado hasta la obsesión por el lenguaje, por la palabra precisa y poética, rasgo que se observa tanto en la poesía como en la narrativa. Y nada mejor que dedicar este pequeño homenaje a acercar al lector su obra. En las dos reseñas incluidas en esta página, se recogen una excelente muestra de su poesía con la antología ‘Summa Vitae’ y la novela ‘Dos días de setiembre’, ejemplos modélicos de su labor literaria, a la que habría que añadir sus trabajos como estudioso del flamenco, que siguen siendo referencia obligada para los investigadores. Pero en estas breves notas queremos destacar, por un lado, de la amplia bibliografía que se ha dedicado a su obra, el trabajo ‘El universo narrativo de Caballero Bonald’ de Juan José Yborra Aznar (Diputación de Cádiz, 1998) y el cuaderno monográfico que le dedicó la revista ‘Trivium’ en su nº 9 de 1997; y por otro, la labor que desde sus inicios está haciendo la Fundación Caballero Bonald en pro de la difusión de la obra de nuestro Premio Cervantes. Porque en esto de la literatura ya se sabe que no es suficiente ser bueno, muy bueno en el caso de C.B., sino también hay que darse a conocer. José López Romero.