Como ya hiciera con los opúsculos ‘A los jóvenes’ y
‘Exhortación a un hijo espiritual’, obras de Basilio de Cesarea, Francisco
Antonio García Romero acaba de publicar, en la misma colección Biblioteca de
Patrística (editorial Ciudad Nueva), una edición de la obra de Hipólito ‘El
anticristo’. La misma calidad y el mismo rigor en el tratamiento del texto y en
el estudio previo en torno a la figura e identidad de este Hipólito (de origen
oriental que fue obispo, aunque se desconoce aún de qué lugar), así como en el
análisis de las claves de esta obra cuyo interés radica en el mito bíblico del
anticristo, son virtudes o valores que nos presenta este nuevo trabajo de
edición e investigación de Francisco Antonio, cuya solvencia en el manejo de
estos textos está más que demostrada. Dos trabajos ya publicados en la misma
colección con el denominador común del rigor filológico y, sin embargo, tan
distintos en la temática que nos plantean. Las luces que iluminan los bellos y
prácticos consejos de Basilio de Cesarea, contrastan con la oscuridad que
envuelve la imagen del “Antimesías”, del “abominable desolador” o también
llamado “abominación de la desolación”. “El Anticristo personifica en el
cristianismo a esa figura antagonista de la divinidad, que aparece de
diferentes maneras en diversas culturas y épocas distintas, aunque
especialmente en el mundo judío”, nos dice Francisco Antonio antes de señalar
las distintas formas de representación de esta figura, que tiene su base
textual en diversos pasajes de la
Biblia , sobre todo en el Antiguo Testamento y en el
‘Apocalipsis’, y en menor medida en el Nuevo Testamento, pero que vuelve a
aparecer con fuerza en los textos cristianos a partir de la segunda mitad del
siglo II. Todas estas referencias se encuentran en la edición, ya sea en la
introducción, ya en el propio texto de Hipólito, quien en su obra repasa las
fuentes bíblicas que anuncian la venida del anticristo. Una figura que tendrá a
finales del siglo XIX su versión filosófica tan conocida como polémica, a cargo
del gran Friedrich Nietzsche, que veía en el propio cristianismo y en la Iglesia a los verdaderos
anticristos. Después de la adjudicación o identificación del emperador Nerón con
tal figura, de lo que se hicieron eco Tácito y Suetonio, a lo largo de épocas,
civilizaciones y religiones todos hemos tenido y seguimos teniendo nuestros
anticristos, ya sean generales, oficiales o particulares. Una vuelta en este
sentido por Internet nos resultará muy aleccionadora no solo por las imágenes
que representan al anticristo, sino por la diversidad de personajes que se han
tomado como representación del “abominable desolador”, según creencias y, sobre
todo, posiciones o criterios políticos. Y yo en esto tengo también mis
anticristos, pero hoy me los callo. ‘El Anticristo’ de Hipólito, con
introducción, traducción y notas de Francisco Antonio García Romero, se
presentará el día 13, las 19’00 en la Biblioteca Municipal
Central. José López Romero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario