Julio Cortázar

"Un libro empieza y termina mucho antes y mucho después de su primera y de su última página" (Julio Cortázar)
"Mientras se puede dar no se puede morir" (Marceline Desbordes-Valmore)

lunes, 30 de julio de 2018

LECTURAS PARA VERANO II


Mampaso

Adolfo García Ortega. Debolsillo, 2008.

A su labor como traductor, García Ortega añade una prolífica y variada actividad literaria en la que ninguna faceta le ha sido ajena (novelista, poeta, editor, crítico literario…). Como novelista, aquí tenemos una de sus obras más emblemáticas: ‘Mampaso’, título que le da el apellido de la familia sobre la que gira la trama, en particular sobre Ramón, al que la mala compañía de su amigo Emiliano Fuensanta termina por conducirlo a su ajusticiamiento a garrote vil por ser cómplice del asesinato de Francisca Revuelta. Bajo la estructura del investigador que intenta aclarar las circunstancias de la mala vida de Ramón, se van sucediendo distintas voces, ya sea a través de cartas (las que le envía la hermana monja de Ramón), o ya por la conversación con su antigua novia Teresa, y la narración discurre enfrentando al lector con los peores años de la incipiente posguerra en una inhóspita ciudad de provincias. Novela consistente y muy interesante. J.L.R.

Los pichiciegos

Fogwill. Periférica, 2010.

La semana pasada reseñaba ‘Help a él. Sobre el arte de la novela’ y prometía otra incursión en este autor, al que catalogaba de “para pocos”. Pues bien, mi segunda lectura lejos de defraudar, me ha confirmado que Rodolfo Fogwill es un escritor que merece la pena conocer. En esta novela, ‘Los pichiciegos’ nos relata la vida de un grupo de soldados argentinos durante la guerra de las Malvinas (abril-junio de 1982). Grupo de desertores que vive en una especie de cueva y que no dudan en colaborar con el enemigo inglés, con tal de conseguir de ellos víveres, gasolina, pilas, es decir, todo lo necesario para sobrevivir a una guerra que se inventaron el general Galtieri y su junta militar. Una novela, como no podía ser de otra manera, muy crítica con los militares que deciden sobre las vidas de unos soldados que terminan muriendo de frío y de hambre, si no de los misiles ingleses. Una visión cruda de una guerra absurda, como todas las guerras. J.L.R.


lunes, 16 de julio de 2018

LECTURAS PARA VERANO I


El orden del día

Éric Vuillard. TusQuets, 2018.


Reconozco que al comprar este libro me pareció bastante caro para lo que aparentaba: un relato que apenas alcanza unas 140 páginas en letra de tamaño generoso, y así lo iba a consignar en esta reseña. Pero al cerrarlo, después de su lectura, vuelvo a un principio básico de todo arte: si este es bueno, el precio bien lo merece. Y ‘El orden del día’, que obtuvo el prestigioso premio Goncourt del pasado año, es una novela realmente estremecedora, excelente en la relación de los acontecimientos que Vuillard va desarrollando y que se centran estos fundamentalmente en los prolegómenos y consecuencias de la invasión de Austria por el ejército nazi, el 12 de marzo de 1938. La novela comienza y termina con una escena: la reunión de los principales empresarios alemanes ante el Fürher el 20 de febrero de 1933 para sufragar el proyecto del Tercer Reich. Un magnífico relato realizado con un estilo muy personal que no puede dejar al lector impasible. Imprescindible. J.L.R.

La lluvia en el desierto. Poesía completa (1995-2016)

Eduardo García. Vandalia, 2017.

Eduardo García murió el pasado año cuando aún no había cumplido los cincuenta y un años de edad, a consecuencia de un cáncer de páncreas. Sus amigos Andrés Neuman y Vicente Luis Mora decidieron rendirle homenaje con esta edición de sus poesías completas, a las que ponen prólogo y epílogo, respectivamente. Nos consta que la poesía no es precisamente el género más popular entre los lectores, que lo consideran difícil y por ello poco accesible, pero les aseguro que los poemas de Eduardo García llegan a ese punto G del corazón que solo logran tocar los grandes poetas. Los desdoblamientos de los seres humanos reflejados en el espejo, la adorada infancia con la presencia permanente de la madre, la felicidad y el infortunio, la ciudad que engulle a sus criaturas, la vida y la muerte … Poemas con alma, con esa sensibilidad especial que solo saben transmitir algunos poetas, entre ellos Eduardo García. P.d. El epílogo, totalmente prescindible. J.L.R.