Almas grises
Philippe Claudel.
Salamandra, 2005.
Philippe Claudel
pertenece a esa generación de escritores franceses que tomaron el relevo de
aquella tan polémica como excelente “nouveau roman” con Alain Robbe-Grillet o
Nathalie Sarraute y cuyo colofón fue la concesión del Premio Nobel en 1985 a
Claude Simon. De la promoción de Claudel también podemos destacar a Delphine de
Vigan. Guionista de cine y televisión y con varios premios de prestigio en su
haber, Philippe Claudel nos ofrece un relato al que mejor no le puede quedar el
título: almas grises, como la del fiscal Pierre-Angel Destinat, como la del
propio narrador que, después de veinte años, nos va a contar todo el proceso de
investigación que llevó a cabo a raíz del asesinato de “belle de jour”, apodo
con el que se le conocía a la hija menor del tabernero del pueblo, una niña de
10 años. Sin embargo, el propio narrador no nos descubre hasta el final un
secreto que lo lleva atormentando desde aquellos años. J.L.R.
El informe de Brodeck
Philippe Claudel.
Salamandra, 2008.
Cuando terminé “Almas
grises” sabía que debía leer alguna novela más de este escritor francés, que me
había maravillado con una prosa tan elegante como certera. Como lector sé de
los riesgos que se corren al leer otra obra del mismo autor después de haber
disfrutado de la primera; pero en este caso, el riesgo se ha convertido en
confirmación de que Claudel y su literatura merecen incluso una tercera
entrega. “El informe de Brodeck” tiene el mismo comienzo que “Almas grises”: un
asesinato, en este caso del “Anderer”, un extranjero que termina por afincarse
en un pueblo marcado por la reciente guerra; marca que lleva grabada a sangre y
fuego nuestro protagonista, Brodeck, un terrible superviviente al que le
encomiendan que redacte un informe sobre lo acaecido. El ambiente de
aislamiento y las secuelas de una guerra producen una atmósfera de tensión que
Claudel sabe dosificar a la perfección. Una excelente novela. J.L.R.
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