Julio Cortázar

"Un libro empieza y termina mucho antes y mucho después de su primera y de su última página" (Julio Cortázar)
"Mientras se puede dar no se puede morir" (Marceline Desbordes-Valmore)

viernes, 28 de julio de 2017

LECTURAS DE VERANO II

Los viejos amigos

Rafael Chirbes. Compactos Anagrama, 2008.

Después de las dos incursiones lectoras en la obra de este escritor (‘La buena letra’ y esta que reseñamos), llego a dos conclusiones: por un lado, Chirbes es uno de nuestros narradores imprescindibles, pero al mismo tiempo, por otro lado, exige un descanso entre sus novelas. Porque Chirbes escribe sin hacer concesiones ni al lector ni a sus personajes, a los que pone de frente al fracaso. Pasados veinticinco años, un grupo de antiguos amigos, que en los años 60 decidieron ir a Madrid a luchar por la revolución, se reúnen en una cena. La estructura de monólogos de estos personajes, dotan a la narración de ese matiz de sinceridad, de descarnada sinceridad que la hace más creíble aún, porque aquellos viejos amigos representan el resentimiento de una idea que ellos mismos han ido traicionando. El cáncer, el sida, la depresión, las drogas y hasta el éxito económico o el arribismo político son en definitiva lo que queda de aquellos viejos amigos. J.L.R.


En la lucha final

Rafael Chirbes. Anagrama, 2006.


Tan imprescindible, como acabamos de decir, la narrativa de Chirbes que, pese al descanso necesario entre las lecturas de sus novelas, no me he podido resistir a leer otra. Aunque menos incisiva y corrosiva que ‘Los viejos amigos’, ‘En la lucha final’ es una novela también de fracasados, a pesar de que los personajes se mueven entre la intelectualidad y el poder del Madrid de los años ochenta. El narrador, a modo de cronista y en el presente amante de Amelia, una de las protagonistas, va refiriendo las relaciones de amor-odio, pasión-repulsión que se producen entre un grupo de escritores, editores, gente de arte en general, que forman el pequeño y elegido grupo de amistades de Amelia y Carlos. El asesinato de este y la presencia siempre turbadora de Ricardo Alcántara son los ejes sobre los que gravita la narración. J.L.R. 

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