Rafael
Chirbes. Compactos Anagrama, 2008.
Después
de las dos incursiones lectoras en la obra de este escritor (‘La buena letra’ y
esta que reseñamos), llego a dos conclusiones: por un lado, Chirbes es uno de
nuestros narradores imprescindibles, pero al mismo tiempo, por otro lado, exige
un descanso entre sus novelas. Porque Chirbes escribe sin hacer concesiones ni
al lector ni a sus personajes, a los que pone de frente al fracaso. Pasados
veinticinco años, un grupo de antiguos amigos, que en los años 60 decidieron ir
a Madrid a luchar por la revolución, se reúnen en una cena. La estructura de
monólogos de estos personajes, dotan a la narración de ese matiz de sinceridad,
de descarnada sinceridad que la hace más creíble aún, porque aquellos viejos
amigos representan el resentimiento de una idea que ellos mismos han ido
traicionando. El cáncer, el sida, la depresión, las drogas y hasta el éxito
económico o el arribismo político son en definitiva lo que queda de aquellos
viejos amigos. J.L.R.
En
la lucha final
Tan
imprescindible, como acabamos de decir, la narrativa de Chirbes que, pese al
descanso necesario entre las lecturas de sus novelas, no me he podido resistir
a leer otra. Aunque menos incisiva y corrosiva que ‘Los viejos amigos’, ‘En la
lucha final’ es una novela también de fracasados, a pesar de que los personajes
se mueven entre la intelectualidad y el poder del Madrid de los años ochenta.
El narrador, a modo de cronista y en el presente amante de Amelia, una de las
protagonistas, va refiriendo las relaciones de amor-odio, pasión-repulsión que
se producen entre un grupo de escritores, editores, gente de arte en general,
que forman el pequeño y elegido grupo de amistades de Amelia y Carlos. El
asesinato de este y la presencia siempre turbadora de Ricardo Alcántara son los
ejes sobre los que gravita la narración. J.L.R.
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