Julio Cortázar

"Un libro empieza y termina mucho antes y mucho después de su primera y de su última página" (Julio Cortázar)
"Mientras se puede dar no se puede morir" (Marceline Desbordes-Valmore)

lunes, 16 de agosto de 2021

LECTURAS PARA VERANO III


Cuando Lázaro anduvo

Fernando Royuela. Alfaguara, 2012.

Después de una gris vida laboral como empleado de banca, Lázaro sufre un ERE que lo lleva de cabeza a la prejubilación (hasta aquí la historia del protagonista por desgracia no dista mucho de la de miles de españoles). Y cuando “disfruta” de su obligado retiro, un derrame cerebral lo lleva a urgencias, cuyos médicos le certifican la muerte. Al ser conducido a la morgue, de forma inexplicable resucita y les pide a los camilleros un cigarrillo. Devuelto a este mundo, la vida de Lázaro da un vuelco total en el que más que protagonista de su destino, termina por convertirse en espectador de una serie de acontecimientos a los que asiste a veces aburrido y cansado, y otras divertido. Fernando Royuela con un estilo en la mejor tradición irónica de nuestra literatura, nos va describiendo y criticando una sociedad que no sabe qué hacer con una inoportuna resurrección. Magnífica. J.L.R.

 

La muerte del comendador

Haruki Murakami. Tusquets bolsillo, 2018.

No sé si Murakami merece el Premio Nobel y por problemas de pronunciación de los suecos se lo dieron a Bob Dylan, de lo que sí puedo dar fe es que este famoso escritor japonés cuenta sus novelas por éxitos merecidos, no solo por la buena legión de devotos lectores que le siguen, sino también por su calidad. Y ‘La muerte del comendador’ no es en este sentido una excepción. El protagonista-narrador de esta larga y entretenida historia, pintor de retratos, después de separarse de su mujer se instala en una casa propiedad del también pintor Tomohiko Amada, del que descubre en el desván el cuadro titulado ‘La muerte del comendador’. A partir de aquí, la trama se va centrando en las relaciones del protagonista con dos vecinos: la niña Marie Akikawa y Wataru Menshiki, tan misteriosos ambos como el cuadro y el agujero, como una cripta, que descubren. J.L.R.

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