La
exhaustividad y la profundidad en todos los aspectos con que Stefan Zweig trata
a todos sus personajes biografiados, son las características más sobresalientes
con que podemos definir las biografías que el gran escritor austríaco fue
escribiendo y publicando a lo largo de su vida, y en esto la que dedicó a María Antonieta no es una excepción, sino uno
de sus ejemplos más acabados. En el cuadro que nos pinta de la aquella reina
frívola no sólo se dibujan con detalle la psicología y costumbres de la bella
mujer de Luis XVI, sino también toda la corte francesa, entre la que destaca la
figura del simple e insustancial rey. Cuando nace, después de ciertas
vicisitudes en las relaciones maritales, el 22 de octubre de 1781 el Delfín
Luis José, de inmediato se lo ceden a una ama de cría llamada Geneviève
Poitrine, “Madame Poitrine” nos dice Zweig, cuyo apellido le iría, debemos
suponer, a la perfección con la exuberancia de sus pechos. Sin duda, la
historia desde aquella Venus de Willendorf de generosas ubres, pasando por la
loba capitolina, hasta llegar a esas amas de leche a las que seguro se debe la
salud de más de un rey, abunda en órganos mamarios pródigos y acogedores, como
aquellas dos tetas (y pongo un ejemplo literario) que alimentaron los últimos
días de don Sebastián Romero Bárcenas, el protagonista de la novela “En la casa
del padre” de J.M. Caballero Bonald, que al no admitir ya leche, vino oloroso,
tisana de poleo con belladona y caldo de pichón como única comida, se pasó sus
últimos meses de vida agarrado a las tetas de la ama de cría que la familia
contrató y con el pezón entre sus encías. Aquel pobre y frágil Luis José
padeció en su corta existencia de toda clase de enfermedades, hasta la
tuberculosis atribuida a la leche de su nodriza, aquella “madame Poitrine”. La
historia de sus padres ya la saben ustedes: la revolución de 1789 y la
guillotina. ¿A qué tetas se arrimará el sr. Valderas? José López Romero.
Muy bueno, señor maestro.
ResponderEliminarRespondiendo a su pregunta, pienso que que acabará guillotinado políticamente, aunque con la C/C algo más abultada (sólo la cuenta).