Uno de los temas favoritos de mi compañero Ramón es,
sin duda, la relación libro electrónico – libro en papel, al que más de mil
artículos ha dedicado. ¿Amor – odio? ¿Convivencia pacífica o guerra sin
cuartel? Lo cierto es que el propio Abelardo Linares, uno de los grandes
editores y libreros de Andalucía, si por un lado se lamentaba del escaso
presente del libro electrónico; por otro, sí le auguraba un espléndido futuro
(entrevista en el ‘Diario de Jerez, 17-11-2012). ¡Y lo decía todo un
bibliófilo, editor y librero cuyo negocio se basa precisamente y en buena
medida en las ventas del libro en papel! Esto quiere decir que las editoriales
y las librerías tienen (muchas ya han
empezado) que modernizar el negocio, adaptarlo a los nuevos tiempos y, sobre
todo, diversificar la oferta. ¿Qué editorial no ofrece ya versión en papel y
digital de sus publicaciones, que el lector puede comprar según sus gustos? Y
en esto aunque siga habiendo resistencia de los románticos del papel, el lector
habitual claudicará ante el digital y combinará pacíficamente y en armonía
ambos formatos. Pero hay otras posibilidades de atraer a los lectores al papel,
sin despreciar las nuevas tecnologías, ofertas más sugestivas y para las que
estoy seguro también hay su público, siempre y cuando se hagan ediciones
asequibles a los bolsillos actuales, ya bastante castigados con la crisis. Habría
que volver al prestigio de las primeras ediciones, con un número reducido de
ejemplares a la venta; sin duda no es lo mismo una primera edición en papel que
digital. ¿Ediciones facsímiles de manuscritos? ¿A quién no le gustaría tener en
su casa sus textos preferidos de puño y letra de su autor con anotaciones
correctoras o añadidos y tachaduras? Los libros ilustrados siempre han tenido
su público, restringido por el alto coste de la edición, que bien se podría
abaratar si se ajusta un poco más la relación calidad-precio a favor de un
acercamiento a un mayor número de compradores. Está claro que las ventas del
libro en papel irán disminuyendo, pero el prestigio de la letra impresa se
puede mantener con otros atractivos. José López Romero.
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