Julio Cortázar

"Un libro empieza y termina mucho antes y mucho después de su primera y de su última página" (Julio Cortázar)
"Mientras se puede dar no se puede morir" (Marceline Desbordes-Valmore)

sábado, 22 de febrero de 2014

RESEÑAS

La civilización del espectáculo
Mario Vargas Llosa. Punto de lectura, 2012.
Su faceta como novelista ha oscurecido un tanto su labor como finísimo crítico literario, con una serie de trabajos que tiene en títulos como “García Márquez: historia de un deicidio”, “La orgía perpetua” (un ensayo dedicado a Flaubert y su “Madame Bovary”), o “La verdad de las mentiras” (magnífico repaso por las veinticinco mejores novelas del siglo XX) excelentes ejemplos de su dedicación a la literatura. Pero Vargas Llosa es mucho más que eso. Es sobre todo un hombre preocupado por el mundo en el que le ha tocado vivir, y por ello concienciado de que ningún problema le debe ser ajeno, y que aborda incansablemente en sus artículos periodísticos. Y en relación con ello, tenemos “La civilización del espectáculo”, un trabajo en el que critica la banalización de la cultura actual que lejos de ser el motor y transformador de la sociedad, se ha convertido en puro entretenimiento y diversión. Un libro muy recomendable en todos los aspectos. J.L.R.

Viaje sentimental
Laurence Sterne. Debolsillo, 2012.

Laurence Sterne está indisolublemente unido a su gran novela “Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy” (buena edición en Cátedra, Letras Universales; aunque más famosa es la traducción de Javier Marías, premio Fray Luis de León de traducción de 1979). Y con el “Tristram Shandy” su no menos íntima relación con el “Quijote”, del que se convirtió Sterne en uno de sus grandes seguidores ingleses. El “Viaje sentimental” relata las experiencias vividas por el propio Sterne cuando decide viajar por Francia e Italia en busca de climas más templados para su maltrecha salud. Se respira en toda la obra esa fina ironía tan característica de los novelistas ingleses del XVIII (Fielding, por ejemplo) y que en Sterne es uno de sus rasgos más sobresalientes. A pesar de los recelos de los británicos por el continente, el calificativo de la obra, “sentimental”, define a la perfección el tono y la actitud de Sterne. Un libro para disfrutar. J.L.R.  

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