Julio Cortázar

"Un libro empieza y termina mucho antes y mucho después de su primera y de su última página" (Julio Cortázar)
"Mientras se puede dar no se puede morir" (Marceline Desbordes-Valmore)

sábado, 31 de enero de 2015

EL CHE

Salvando la distancia sideral que me puede separar del Che Guevara, personaje admirable en tantos aspectos, hay un dato que sobre él leo en “el último lector” de Ricardo Piglia por el que comparto una cierta afinidad con el héroe de Sierra Maestra: el asma y la lectura. Su madre es la que le enseña a leer porque no puede ir a la escuela a causa de la enfermedad, y será este aprendizaje, su afición a los libros la que lo acompañará, como los inhaladores (“el inhalador es más importante para mí que el fusil”, llegará a confesar) durante toda su vida, hasta su muerte. En todas sus campañas no faltaba una pequeña biblioteca y un tiempo para su lectura, cuando la marcha de la guerrilla le dejaba un momento de descanso, que los demás ocupaban en dormir. En mi caso recuerdo mis innumerables días sin colegio, muchos de los cuales llenaron Dickens o Baroja, o Unamuno, o los grandes novelistas españoles del XIX, autores a los que les estaré eternamente agradecido. Piglia hace referencia a una foto en la que se ve a Guevara, en Bolivia, “subido a un árbol, leyendo, en medio de la desolación y la experiencia terrible de la guerrilla perseguida”. ¿Cuántas camisetas se habrán vendido en el mundo con el rostro del Che? ¿cuántos simpatizantes, seguidores del mito desde hace décadas han tenido como referente a este personaje? Todos destacan su talante revolucionario, icono de la libertad, pero nadie ha reparado en ese otro aspecto tan importante y que él mismo y sus compañeros destacan de su personalidad: el gusto por la lectura. Guevara nos dejó siete cuadernos escritos a lo largo de diez años, en los que anotó por orden alfabético sus lecturas, seguramente pocos de esos simpatizantes habrán llegado a leer estos cuadernos. No es lo mismo llevarlo al pecho en una camiseta o tatuado en el brazo que tenerlo que leer. Está claro que para ciertos intereses no es tan comercial un Che Guevara que en vez de enarbolar un fusil, enarbolara un libro… y un inhalador. José López Romero.


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