“La Confusa” es el título de una obra
teatral del gran Cervantes que permanece desaparecida, a pesar de los siglos
transcurridos y del número, ya incontable, de rastreadores de biblioteca que a
lo largo de todos estos años han dedicado sus esfuerzos a investigar el teatro
de don Miguel y, de camino y si la fortuna fuera propicia, a encontrar pieza
tan deseada, porque su hallazgo es sinónimo sin duda de gloria y fama. Y a
pesar de su pérdida, sabemos de su existencia porque el propio Cervantes la
cita y pondera en la “Adjunta al
Parnaso” en los siguientes términos: «Mas la que yo más estimo, y de la
que más me precio, fue y es de una, llamada La Confusa, la cual,
con paz sea dicho de cuantas comedias de capa y espada hasta hoy se han
representado, bien puede tener lugar señalado por buena entre las mejores». Una opinión tan favorable, aunque pueda parecer imputable al amor
que siente un padre por la criatura de la que es creador, se puede confirmar
por la excelente acogida que tuvo esta obra entre el público durante mucho
tiempo, ya que en 1627 todavía formaba parte del repertorio de la compañía de
teatro dirigida por el cómico Juan Acacio, cuando “La Confusa” puede fecharse
antes de 1585, es decir, en los años en que Cervantes escribió buena parte de
sus obras teatrales y alcanzó en las tablas no poca admiración y
reconocimiento. Y precisamente cuando en este año celebramos el cuarto centenario
de la muerte de nuestro príncipe de las letras y, por tanto, debemos
enorgullecernos del idioma a cuyo esplendor tanto contribuyó, se nos aparece la
señorita Barei en el festival de Eurovisión, seguramente confusa entre tanta
celebración, y nos canta en el idioma del gran Shakespeare, de cuya muerte
también se cumple su correspondiente efeméride. Sin embargo, el resultado final
no dejó lugar a la confusión: el puesto 22º de 26 participantes; nada que ver
con el éxito que cosechó en su tiempo aquella otra “Confusa”. José López Romero.
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