Anna Andréyevna Gorenko, más conocida como Anna Ajmátova, nació en Odesa el 11 de junio de 1889. Estudió Derecho, Latín, Historia y Literatura en Kiev y en San Petersburgo (Leningrado). En 1910 se casó con Nikolái Gumiliev, uno de los poetas fundadores del movimiento llamado “acmeísmo”, corriente opuesta al simbolismo y que preconizaba una poesía sobria, sin excesivos ornamentos retóricos. Junto con su marido, son ella misma y Osip Mandelstam los poetas más representativos de este movimiento. Y como Mandelstam, fue perseguida implacablemente por el régimen impuesto por el genocida Joseph Stalin. Aunque nunca fue detenida, su tercer marido N.N. Punin y su hijo, Lev Gumiliev, sí fueron encarcelados, y su obra poética prohibida. En la biografía del gran poeta ruso ‘Contra toda esperanza’ de (ed. Acantilado), Nadiezhda Mandelstam alude en múltiples ocasiones a la amistad que unía a ambos poetas, más estrecha por su común lucha contra el tirano. Su gran obra lleva por título ‘Réquiem’, que fue escribiendo entre 1935 y 1940 y que no pudo publicarse en la URSS hasta 1987. Anna Ajmátova moriría cerca de Moscú en 1966.
Flora Alejandra Pizarnik nació en
Avellaneda el 29 de abril de 1936. Con veinticuatro años (1960) se embarca para
París, ciudad en la que residirá hasta 1964, periodo en el que consolida su
personalidad y su creatividad, como ha demostrado Manuela C. Almodóvar en su
monografía dedicada a la poeta argentina. Será en París donde vivirá con total
intensidad su independencia familiar y donde comenzará a entablar contactos y
amistades literarias fundamentales para su obra. Prueba de ello es su relación
con el matrimonio Cortázar, preocupado por la salud de Alejandra, y el prólogo
que le hace Octavio Paz al poemario titulado ‘El árbol de Diana’ que escribe y
publica en París en 1962. Como señala M. C. Almodóvar: “Mujer atormentada por
la vida que le es hostil (sentido de abandono y soledad, agravado por diversas
enfermedades) y la atracción que sobre ella ejercía la muerte (uno de los temas
más recurrentes en sus poemas), Alejandra Pizarnik encuentra en el surrealismo
y en el simbolismo los movimientos más adecuados para su expresión poética.”
Pizarnik vuelve a Buenos Aires donde continúa con su labor creadora, fruto de
ella serán ‘Los trabajos y las noches’ (1965) y ‘La extracción de la piedra de
locura’ (1968). Durante un fin de semana en el que había salido con permiso del
hospital psiquiátrico donde estaba internada, el 25 de septiembre de 1972, a
los 36 años, Alejandra Pizarnik murió por una sobredosis de pastillas
de Seconal. José López Romero.